La V del blog

El contenido…

Empezó de noche.

Creó que después de algún tiempo ignorando la pulsión de escribir, la hice regular al amparo de la noche y al cobijo, muchas veces, de los medios de transporte. Me gusta la mañana pero soy ave (que no pájara) nocturna: invariablemente, cuando el día perdía su luz, a mí se me encendía la bombilla, las palabras acudían como polillas y se quedaban enredadas entre las hojas de mi libreta morada… Después, como un mecanismo que se engrasa, ya no fueron imprescindibles ni la noche ni la libreta, sólo un móvil, un tiempo muerto y la cabeza en modo inspiración, que es algo sobre lo que no tengo el control.

De esta manera, aparcando el pudor y los escasos restos de vergüenza que me pudieran quedar, nació esta suerte de incontinencia verbal que he ido desahogando vía facebook dando de lunes a viernes los buenos días. Como la cosa se ha alargado en el tiempo mucho más de lo que podía imaginar, al final me ha crecido un monstruo de letras en el muro y, para que el bicho viva más cómodo, le he creado este espacio propio: El Alféizar, un blog con V.

Asumidos los agravantes de nocturnidad y desvergüenza, me queda por reconocer el de alevosía, que a veces las palabras se me escapan -queriendo- como pedradas de papel contra ventanas ajenas, aún sabiendo que hay cristales blindados donde se estrellan y alféizares desiertos en los que las letras no penetran.

Culpable, en fin, del pecado de escribir y de la desfachatez de compartirlo, espero que este nuevo recipiente no altere la esencia de lo que pretendo: ¡el más puro y simple entretenimiento!

El continente…

(O cómo llegó el gato)

Logo elalfeizarblog

Una vez implantada en mi mente la idea de embarcarme en esta aventura del blog, el primer paso fue el primer escollo ¿cómo coño llamo yo a ‘esto’? Tendríais que someterme a tortura (o a una exposición prolongada a determinados destilados etílicos) para que confesase la sarta de nombres absurdos en los que pensé hasta que, hundida en lo más profundo de las denominaciones horteras, mi palabra preferida llegó hasta mí cual eufónica tabla de salvación:

Alféizar

(Del árabe hispánico *alḥáyza, y este del árabe clásico ḥā’izah ‘la que toma posesión’).

Vuelta o derrame que hace la pared en el corte de una puerta o ventana, tanto por la parte de adentro como por la de afuera, dejando al descubierto el grueso del muro.

Su misión es que el agua de lluvia no penetre en el edificio, razón por la cual el alféizar tiene un vierteaguas con pendiente hacia afuera, asegurando la rápida evacuación de ésta.

De eso se trata esto, al fin y al cabo, de verter el agua de lluvia hacia fuera aunque tengas al descubierto el grueso del muro ¿no?

Y así es como llegó el gato, como la última pieza del puzzle de un nombre que encajaba a la perfección… ¿Quién mejor se asoma a la ventana del mundo desde el alféizar de su curiosidad?

En el alféizar calado

De la ventana moruna,

Pálido como la luna,

Medita un enamorado.

Pálida, en su canapé

De seda tórtola y roja,

Eva, callada, deshoja

Una violeta en el té.

JOSÉ MARTÍ. Versos sencillos, poesía XVI

Está claro: el enamorado, el gato y yo.

La V del blog…

La que escribe y suscribe. La que ‘toma posesión’: Vanessa Arroyo Villegas.

Mucho gusto y, por supuesto,

buenos días

Mi cámara y yo


6 comentarios sobre “La V del blog

    Gem de HMMD escribió:
    28/02/2014 en 19:06

    Inspiradoras palabras para empezar bien el fin de semana y, por supuesto, cada día. Si es contigo, mucho mejor. Toda una suerte haberte conocido Vanessa. ¡Mucha suerte bella!

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      elalfeizarblog respondido:
      02/03/2014 en 14:36

      Inspiración es tu segundo nombre, así es que más halagada me siento aún.
      ¡Que los buenos días repartan buena suerte para todos!
      Un placer, guapa

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    santi escribió:
    18/04/2015 en 21:13

    No podías escribir mal. Me gusta todo.

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    otroletraherido escribió:
    24/03/2017 en 16:33

    Me ha gustado tu reseña a José Martí. Yo también cultivo la rosa blanca.

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