bases de datos

15.04.2015

Posted on Actualizado enn

El otro día -y previo requerimiento de la Agencia Tributaria- me tocó bucear en los archivos informáticos de la oficina a la caza y captura de un impuesto del año Maricastaña. Parece mentira, no me acordaba yo pero, en el año 2001, estábamos en bragas! (en bragas telemáticas, digo). Odisea en el espacio? No, no. La odisea de ir despacio, será; porque no os hacéis una idea de cómo ha cambiado el cuento de la informática nuestras relaciones con la Administración.

 

Ya no hablo del ámbito personal, ni sociológico de la era de la información. Doy por hecho que todos tenemos asumido nuestra cuarta dimensión tras la pantalla plana de un teléfono o un ordenador (sabiendo que si haces el payaso vas a acabar en formato avi, si haces un posado en jpg y si bebes en 16:9). Hablo de algo tan complejo y tan sencillo como cruzar datos, por ejemplo (eso que los más cotillas hacen tan bien en Facebook).

 

El paso fiscal del papel al archivo de datos es abrumador. Mucho más que el que dio en la luna Neil Armstrong (si es que lo dio, que ahora que está de moda Jerónimo Tristante os recomiendo a ese respecto un libro suyo: 1969. Ahí lo dejo). Y pienso que lo más gordo está aún por venir, a medida que se desarrollen bases de datos compatibles… Es como si se compararan automáticamente las versiones que -de cada historia- le das a  tu madre, tus amigos, tu jefe, tu médico, tu novio, tu marido y tu amante bandido (y te sancionaran por las diferencias!!).

 

Terrorífico.

Aunque si no ocultas nada, no… Los voluntarios para tirar la primera piedra que vayan cruzando sus datos.

 

Miércoles. Buenos días!!