babear

13.10.2015

Posted on Actualizado enn

Los días esos en que duermes especialmente poco, tienes dos opciones cuando llega la mañana: estar especialmente alelada o estar especialmente espabilada… Lo malo es que creo que elegir una u otra no es un acto de libre albedrío si no un camino que toma de motu propio tu cuerpo.

 

De los primeros no voy a decir nada: estás tonta y estás tonta. Las gracias se te escapan, el café también y acaba en tu chaqueta, ves la vida en monocromo y si no babeas es por someter a tu aparato maxilofacial una disciplina estricta.

 

Pero los segundos… Ay esos días! Son gloria bendita! Caminas unos 5 km/h por encima de la media; erguida, exuberante, con el as de picas (duplicado) por bandera. Los sentidos alerta, los reflejos al máximo, la sincronía de una pantera. La gente no puede evitar mirarte porque desprendes energía (bueno energía… y ases de picas). Y tú sonríes desde tu atalaya porque además, la lucidez mental te acompaña. Ni te hace falta ni llevar la pestaña pintada: estás guapa. Tus gags son más graciosos que nunca y tienes el don de la palabra. Eres todo amabilidad y sonrisas, sólo te aparecen caritas sonrientes en el whatsapp; convencida de que L’Oreal inventó su lema contigo en la cabeza. Porque tú lo vales. Vaya si lo vales. Tu peso en oro (que no es precisamente poca cosa). Estás -como aquel que dice- de rompe y rasga.

 

Adoro esos días. Probablemente será un mecanismo de supervivencia ideado para disimular que no has descansado una mierda, pero me encanta. Aunque cuando por fin paras, la energía te abandona de golpe y te apagas. Pero por ver lucir así la bombilla, ese precio es una ganga.

 

Lunes (disfrazado de martes). Atontado o espabilado? Buenos días!!