tarjeta crédito

22.01.2014

Posted on Actualizado enn

Uno espera que, habiendo criado tanto chorizo por el territorio patrio, la chacina salga de calidad; pero por lo visto no. Han salido chorizos tontos. Mira tú que gracia, tanto llenarnos la boca con patentar la denominación de origen del mangante institucional y encima, nos sale mal ¡!

Porque no puedo explicarme como aquellos que tan avispados han sido para meter la mano en los caudales ajenos, sean tan estúpidos de dejar ese rastro de hogazas de pan que lleva de lo afanado a sus bolsillos por la vía directa de la tarjeta de crédito. Que si la una paga los muebles y las fiestas del niño, que si la otra paga el whisky, el vodka y el arreglo del cocido. ¡Por favor! ¡Así no, oiga, así no! Que en la primera lección del manual básico del estafador lo pone bien clarito: no dejar registros bancarios del delito!! Si te pones a robar, roba dinero efectivo y pagas las delicatessen y los hoteles de lujo con billetitos, no? Hombre, que lo hiciera yo, que por fondo público entiendo un socavón en el pavimento, tendría un pase; pero de todos esos que han hecho del saqueo su profesión, no tiene perdón.

Debe ser que hasta los (presuntos) ladrones se han vuelto comodones y prefieren pagar con la visa hasta los turrones… En fin, no digo más, que me pongo nerviosa y me vuelve a abandonar la prosa. Miércoles. Buenos días!!